viernes, 3 de junio de 2016

EL MOLINO DE LECINA TRAS CIEN AÑOS DE HISTORIA.

El inexorable paso del tiempo ha hecho mella en el cañón del Vero, en especial en aquellas zonas más humanizas. A las imágenes sobre estas líneas les separan 110 años. A la izquierda una fotografía de Lucien Briet (1906) y a la derecha, otra tomada desde el mismo punto de Nacho Pardinilla de 2016.
La vegetación se ha apoderado de la ribera del río, de los viejos huertos... El molino y la casa del molinero están en ruinas mientras que arbustos y árboles como chopos o fresnos avanzan al no haber ya ganado que pastoree la zona. 
La cabecera del Vero es un territorio muy despoblado, lo que unido a nuevos modos de vida, lleva al deterioro de enclaves tan espectaculares como este.